Mi estancia en Ciudad Real, España en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Castilla-La Mancha y en la residencia universitaria “El Doncel”, ha sido una de las mejores experiencias de mi vida; no solo por los nuevos conocimientos académicos que adquirí, sino también por las relaciones tanto de amistad como laborales que tuve la oportunidad de tener.
Un semestre en el extranjero atrae a cualquiera, aunque a veces es difícil tomar la decisión de hacerlo por miedo a las grandes distancias y a la diferencia de culturas a la que nos enfrentamos. Pero esa diferencia no tiene por qué ser algo malo, al contrario, con una oportunidad como esta se pueden aprender muchísimas cosas no solo del país nuevo, sino del propio también, ya que al estar lejos, se maximizan y se valoran más las costumbres y tradiciones que cada uno tenemos.
En lo particular, durante mi tiempo en Ciudad Real, me fue muy bien; en la residencia me trataron de lo mejor e hice muchísimos amigos. Me pude dar cuenta que aunque habláramos diferente los españoles, venezolanos, brasileños, mexicanos o de cualquier lugar de donde viniéramos, todos encontrábamos la forma de entendernos y de “crear” una manera universal para ser todos amigos y llevarnos muy bien.
En la universidad todo fue muy diferente al principio, la forma en que se daban las clases, la manera en que se tomaban los apuntes, etc., no eran nada parecido a lo que yo estaba acostumbrada, pero poco a poco me fui acostumbrando y al finalizar el curso me fue muy bien en cada una de las asignaturas. En la UCLM también se me brindó la oportunidad de trabajar en un proyecto de investigación en los laboratorios de Catálisis, donde aprendí muchísimo ya que nunca había estado casi de tiempo completo trabajando en experimentación.
Todo fue una gran experiencia y al terminar mis compromisos con la universidad, pude darme el tiempo de conocer varias ciudades importantes no solo de España, sino de toda Europa; pero lo más importante y valioso que me quedó de este viaje fue la madurez que demostré, la cual sorprendió no solo a mi familia sino a mi misma pues no sabía que podía desenvolverme de esa manera y me di cuenta de que soy capaz de lograr todo lo que me proponga ya sea en la escuela, en el trabajo, en mi vida social y en general en mi futuro. No cabe duda que una estancia o experiencia como esta le da a cualquier persona un crecimiento integral que vale todos los esfuerzos requeridos y mucho más.
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